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Masei

El pueblo de Israel fue engendrado en el útero de Mitzraím, un mundo de limitaciones y esclavitud, luego de ser gestado y madurado en el desierto, el desierto es una tierra de nadie, es un lugar desolado, despoblado y peligroso, un lugar de soledad, y es allí en donde el pueblo de Israel tiene su mayor escuela, una escuela que lo preparará para entrar a la tierra prometida ¿no será que por eso la Torá dedica tanto de sus palabras para detallar la estancia del pueblo en el desierto? Efectivamente, los desiertos no sólo son necesarios, sino que son de suma importancia, no se puede llegar a la tierra prometida sin pasar por el desierto.

Matot

Este tipo de trato debe ser constante, porque es la única manera de mantener vivo ese estímulo vivo en el ego del hombre, que los hace sentirse grandes y dignos de admiración, cuando lo único que logran sembrar en los corazones de sus cónyuges e hijas, es baja autoestima, traumas emocionales y mentales, que las llevan a la infelicidad que se manifiesta en enfermedades y muerte.

Pinjas

“Aquel que sacrifica la Paz por la calma se hace cómplice de los enemigos de la Paz. No puede haber Paz si no está basada en la Verdad y en la Justicia. La Paz depende de la rectitud y no de la imaginación ni de una política de pactos con el terror.” R. Haím David Zukerwar

Comentario de la parasha Balak

Balak

Los comentaristas de la Mishná en el Talmud, dicen que hay una palabra con la que Bilan hubiera podido maldecir al pueblo, si la hubiera dicho en el momento preciso, esta palabra es “jelem” que quiere decir “que sean exterminados”. Y si nos preguntamos ¿Por qué precisamente esa palabra es con la que se hubiera podido maldecir al pueblo delante del Eterno?

Igualdad – la bandera del mundo finito

El enunciado de la igualdad es usado por un corazón malvado solo para justificar su deseo por tener lo que no tiene, pero que otra persona tiene, entonces en su corazón nace un sentimiento de inferioridad y proclama una falsa igualdad, reclama o hace lo que sea necesario para obtenerlo. Pero en realidad él no soporta que otro tenga algo y él no, el hombre no soporta estar bajo la autoridad de otra persona, porque eso lo hace sentir menos e inferior.

La realidad y nuestra percepción

(Imagen tomada de: https://www.google.com/amp/s/www.wired.com/story/the-matrix-code-sushi-recipe/amp)
El objetivo será en definitiva lo que determinará nuestra apreciación de la Realidad, vemos y entendemos lo que queremos ver y entender y nada más allá de eso, y hacemos de nuestra apreciación de la Realidad nuestra verdad, válida para nosotros y para todo el mundo, “éramos como saltamontes a nuestros ojos, y también a los ojos de ellos”.

El deseo egoísta

El dios que persigue el corazón egoísta es un dios hechura de sus manos y diseño de sus mentes, un dios que existe específicamente para satisfacer sus deseos más egoístas y banales, de allí la palabra plegaria, que es un ruego humilde para pedir algo, y para nada más, para pedir, ya que su dios es un dios que está a su servicio, para satisfacer sus necesidades, como un genio de una lámpara mágica. En estos sistemas religiosos todo gira alrededor de las necesidades del hombre y de un dios que las abastece.

El valor de la ofrenda

La Torá es de origen espiritual, esto quiere decir que ella no muestra el punto de vista de un hombre sobre lo ocurrido o lo que está ocurriendo, sino es el punto de vista Divino sobre el evento descrito en ella. Si fuera el punto de vista de un hombre, lo más seguro es que este hombre hubiera hecho un resumen de las ofrendas, pues para el hombre no es lógico repetir tantas veces la misma descripción de una ofrenda, porque aunque fue distinta la persona que la presenta la ofrenda sigue siendo la misma, así que humanamente es más fácil y tiene más sentido el resumir.