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Leer la Parasha y Haftara Koraj

Núm 16:3  Y se juntaron contra Moshe y Aarón y les dijeron: ¡Basta ya de  vosotros!  Porque toda la congregación,  todos ellos son santos,  y en medio de ellos está YHWH;  ¿por qué,  pues,  os levantáis vosotros sobre la congregación de YHWH?

Bajo un manto falso de igualdad, Koraj y su comitiva se levantan contra Moshé, “todos son santos” dijeron ellos, si todos son santos ¿por qué entonces ellos querían el lugar de autoridad que tenía Moshé y Aarón? ¿Qué tenían ellos que Moshé y Aarón no tenían? O ¿pretendían que todos fueran líderes de todos?

Hoy en día todos proclaman esa igualdad entre los seres humanos, ninguno estaría en contra de ese enunciado, pero a pesar de considerarse iguales, todos están separados y no pueden estar juntos, tal y como Koraj y sus seguidores lo hicieron.

Núm 16:1 Koraj, hijo de Yishar, hijo de Quehat, hijo de Leví, Datán y Abirón, hijos de Eliab, y On, hijo de Pélet, hijos de Rubén, se apartaron,

El enunciado de la igualdad es usado por un corazón malvado solo para justificar su deseo por tener lo que no tiene, pero que otra persona tiene, entonces en su corazón nace un sentimiento de inferioridad y proclama una falsa igualdad, reclama o hace lo que sea necesario para obtenerlo.  Pero en realidad él no soporta que otro tenga algo y él no, el hombre no soporta estar bajo la autoridad de otra persona, porque eso lo hace sentir menos e inferior.

Ese mismo sentimiento es el que hace al hombre juzgar, criticar y hasta oponerse como Koraj a sus autoridades, ya sea padres, maestros, presidentes, diputados y hasta esposos, y todo esto es justificado con el manto falso de la igualdad, parece justo el enunciado pero no lo es.  Todos se creen capaces de todo, todos se creen los más inteligentes, todos creen tener revelación Divina, pero en realidad lo único que anhelan es satisfacer su deseo egoísta.

En hebreo “yo” se dice “aní” y esas mismas letras forman la palabra “ein” que significa “nada”.  En la kabala ese “ain” se representa al Kadosh Baruj Hu.

El Santo Bendito Sea es lo único que Es, sin el atributo de existencia, solo El es y no hay nada más que Él, y todo encuentra su real definición desde y en Él.

Cuando el hombre logra identificarse con el Eterno, solo Él  lo define, y su valor es real, porque está fundamentado en lo único que es, sin variación alguna.  Pero cuando el hombre no ha logrado encontrarse en Él, toma su definición y valorización propia del mundo material y lo que éste le pueda dar, sea honor o reconocimiento, su “yo” está definido por lo que este mundo le puede dar, entre más tenga o logre, mayor será él.  Esto es confundir lo que tengo con lo que soy, pero fuera del Eterno el hombre es definido por lo que tiene o ha logrado en este mundo material.

Entonces fuera del Eterno, el hombre mira a todos los demás como competidores, como personas que atentan contra lo que “yo tengo” o puede llegar a lograr, porque en este mundo todo es finito, y lo que tiene otra persona no lo puedo tener “yo”, y si alguien tiene algo que yo no tengo, ese algo le da un valor a él que no me da a mí, hasta que logre despojar a mi prójimo de lo que tiene, entonces ese valor será mío, y “yo seré más grande”.

Todo el oro y la plata es del Eterno, toda autoridad y poder es de Él, Él es el que da entendimiento y sabiduría, y todo aquél que tenga algo de Él, es porque Él se lo ha dado, renegar o no estar de acuerdo con la repartición que Él hace, de lo que es de Él, es un pecado de idolatría.

Todo lo que es del Eterno está en sus manos, y lo que da o deja de dar no es nuestra responsabilidad ni está en nuestras manos cambiarlo, por lo tanto no puede definirnos, porque es algo externo a nosotros.

Pero lo que hagamos con lo que Él nos da, eso sí nos define, porque es algo interno que emana desde el corazón del hombre.  Ama a tu prójimo como a ti mismo, amor es dar, dar lo que tenemos, y si lo tenemos es porque el Eterno nos lo dio precisamente para ponernos a prueba, y ver qué hacemos con ello, eso sí nos define, porque lo que tenemos no nos define, no nos dice quienes somos, pero lo que hacemos con lo que tenemos sí, por tus obras te conoceré.

Moshé, el líder del pueblo de Israel, el hombre que el Eterno usó para liberar a todo un pueblo y llevarlo a la tierra prometida, un hombre que tenía a su cargo no solo 603,000 hombre y sus familias, sino la formación de todo un pueblo que a lo largo de la historia representaría al Eterno y Su voluntad, fue el hombre con el que el Eterno habló boca a boca, y contaba con el respaldo del Eterno por completo, el pidió que a Koraj y su comitiva se lo tragara la tierra y así fue, Moshé a pesar de todo eso, la Torá no lo define como el hombre más inteligente, ni como el hombre más poderoso, ni más influyente, lo define como el hombre más humilde.

Humildad es reconocer mi posición en este mundo delante del Eterno, y reconocer la de mis semejantes y respetarla. Definir el aní (yo) en el aín (nada), es poder ver a mi prójimo no como una amenaza, sino como alguien que me complementa, y que juntos podemos manifestar la Realidad en este mundo, el amor del Kadosh Baruj Hu.

Shabat shalom

R. Yehuda ben Israel