fbpx

Leer comentarios del Rabino y Haftara

Capítulo 37

1 Y residió Yacov en la tierra donde residió su padre, en la tierra de Canaán. 2 Éstas son las crónicas de Yacov: Iosef, a la edad de diecisiete años, era pastor del rebaño junto con sus hermanos, era un joven con los hijos de Bilá y los hijos de Zilpá, mujeres de su padre; y Iosef traía a su padre malos informes acerca de ellos. 3 Israel amaba a Iosef más que a todos sus hijos, ya que era el hijo de su ancianidad, y le hizo una túnica tejida. 4 Sus hermanos vieron que era a él a quien su padre más amaba entre todos los hermanos, y lo odiaron; y no podían hablar con él pacíficamente. 5 Iosef soñó un sueño que contó a sus hermanos y ellos lo odiaron aún más. 6 Les dijo: «Oíd, por favor, el sueño que soñé:

7 He aquí que estábamos atando gavillas en medio del campo cuando he aquí que mi gavilla se alzó y se quedó parada; y entonces, he aquí que vuestras gavillas se reunieron y se inclinaron ante mi gavilla». 8 Sus hermanos le dijeron: «¿Acaso reinarás sobre nosotros? ¿Acaso nos dominarás?». Y lo odiaron aún más, a causa de sus sueños y a causa de sus palabras. 9 Tuvo otro sueño, y se lo narró a sus hermanos. Y dijo: «He aquí que tuve otro sueño: He aquí que el sol, la luna, y once estrellas se inclinaban ante mí». 10 Y se lo narró a su padre y a sus hermanos; su padre lo regañó, y le dijo: «¡¿Qué es este sueño que has soñado?! ¿Acaso yo y tu madre y tus hermanos habremos de inclinarnos ante ti?». 11 Y sus hermanos le tuvieron envidia, mas su padre guardó el tema. 12 Sus hermanos fueron a apacentar el rebaño de su padre en Shejem.

13 E Israel le dijo a Iosef: «Por cierto tus hermanos están pastando en Shejem; ve, te enviaré a ellos». Él le dijo: «Heme aquí». 14 Y le dijo: «Por favor, ve a fijarte cómo están tus hermanos y cómo está el rebaño, y vuelve a informarme». Y lo envió desde las profundidades de Jebrón y llegó a Shejem. 15 Un hombre lo descubrió, y he aquí que estaba errando por el campo; el hombre le preguntó, diciendo: «¿Qué es lo que buscas?». 16 Y él dijo: «A mis hermanos busco; dime, por favor, dónde están apacentando». 17 El hombre dijo: «Han partido de aquí, pues oí que decían Vayamos a Dotán». Entonces Iosef fue tras sus hermanos y los halló en Dotán. 18 Ellos lo vieron desde lejos; y antes de que él se les acercara, ellos urdieron una conspiración en su contra, para matarlo.

19 Y se dijeron los unos a los otros: «¡He aquí! ¡Ahí viene el soñador! 20 Ahora, matémoslo, y arrojémoslo a uno de los pozos y diremos. Lo devoró una bestia salvaje. Y veremos qué quedará de sus sueños». 21 Reuben oyó esto, y lo salvó de sus manos; dijo: «No lo matemos». 22 Y Reuben les dijo: «¡No derraméis sangre! Arrojadlo a este pozo en el desierto, ¡mas no le pongáis la mano encima!»; su intención era rescatarlo de sus manos, para devolverlo a su padre. 23 Y fue cuando Iosef llegó con sus hermanos, ellos lo despojaron de su túnica, la túnica tejida que llevaba puesta. 24 Lo tomaron y lo arrojaron al pozo; el pozo estaba vacío, y no había agua dentro de él.

25 Se sentaron a comer pan; alzaron la vista, y he aquí que vieron una caravana de ismaelitas que venía de Gilad, con los camellos transportando goma, bálsamo y resina, para bajarlos a Egipto. 26 Iehuda le dijo a sus hermanos: «¿Qué ganaremos con matar a nuestro hermano y cubrir su sangre? 27 Vamos, vendámoslo a los ismaelitas, pero que nuestra mano no caiga sobre él, pues es nuestro hermano, nuestra misma carne». Sus hermanos consintieron. 28 Pasaron por allí comerciantes midianitas; ellos subieron a Iosef y lo sacaron del pozo y vendieron a Iosef a los ismaelitas por veinte piezas de plata; ellos llevaron a Iosef a Egipto. 29 Reuben regresó al pozo, y he aquí que Iosef no se hallaba en el pozo. Entonces se rasgó las vestiduras. 30 Regresó a sus hermanos, y dijo: «¡El niño no está! Y yo ¿a dónde puedo ir?».

31 Ellos tomaron la túnica de Iosef, degollaron un macho cabrío y untaron la túnica con la sangre. 32 Enviaron la túnica tejida a su padre, y dijeron: «Encontramos esto; identifica, por favor ¿es o no es la túnica de tu hijo?». 33 Él la reconoció y dijo: «¡La túnica de mi hijo! ¡Lo ha devorado un animal salvaje! ¡Iosef ha sido descuartizado!». 34 Yacov se rasgó las vestiduras y vistió saco de arpillera y guardó duelo por su hijo muchos días. 35 Todos sus hijos e hijas fueron a consolarlo, mas él se negó a ser consolado y dijo: «Pues descenderé a la tumba en luto por mi hijo». Y su padre lo lloró. 36 Y los midianitas lo vendieron a Egipto, a Potifar, oficial de Paró, Jefe de Carniceros.

Capítulo 38

1 En aquel tiempo, Iehuda descendió de sus hermanos y se dirigió hacia un hombre adulamita llamado Jirá. 2 Allí Iehuda vio a la hija de un mercader llamado Shúa; se casó con ella y se unió a ella. 3 Ella concibió y dio a luz un hijo, y lo llamó Er. 4 Ella concibió nuevamente y dio a luz un hijo, y lo llamó Onán. 5 Y una vez más y dio a luz un hijo, y lo llamó Shelá, y fue en Jezib que lo tuvo.

6 Iehuda tomó una mujer para su hijo Er, su primogénito; se llamaba Tamar. 7 Pero Er, primogénito de Iehuda, era malvado a los ojos de YHWH, y YHWH hizo que muriera. 8 Iehuda le dijo a Onán: «Cásate con la mujer de tu hermano y haz con ella un casamiento Levírato, y así dejarás simiente para tu hermano». 9 Mas Onán sabía que la simiente no sería suya; y por eso, cada vez que se unía a la mujer de su hermano, dejaba que cayera desperdiciada al suelo, para no darle descendencia a su hermano. 10 Lo que hacía era malvado a los ojos de YHWH, y Él hizo que también él muriera. 11 Iehuda le dijo a Tamar, su nuera: «Permanece viuda en la casa de tu padre hasta que crezca mi hijo Shela», pues pensó: «Para que él no muera también, como sus hermanos». Entonces Tamar fue y habitó en la casa de su padre.

12 Muchos días transcurrieron y la hija de Shúa, mujer de Iehuda , murió; y cuando Iehuda fue consolado, subió a Timná a controlar a sus esquiladores, él y su amigo adulamita, Jirá. 13 Y a Tamar le dijeron lo siguiente: «He aquí que tu suegro llega a Timná a esquilar sus ovejas». 14 Entonces se quitó la ropa de viuda y se cubrió con un velo, y se arropó; luego se sentó en el cruce de caminos que se halla en el camino que conduce a Timná, pues vio que Shelá había crecido y ella no le había sido dada por mujer a él. 15 Cuando Iehuda la vio, pensó que era una prostituta, pues se había cubierto el rostro. 16 Se desvió del camino hacia ella, y le dijo: «Ven, por favor, déjame unirme a ti», pues no sabía que se trataba de su nuera. Y ella dijo: «¿Qué me darás si te unes a mí?». 17 Él dijo: «Te enviaré un cabrito del rebaño». Y ella dijo: «Siempre y cuando dejes una prenda hasta que lo envíes».

18 Y él dijo: «¿Qué prenda te puedo dar?». Ella respondió: «Tu sello, tu manto y tu bastón que tienes en la mano». Y él se los dio y se unió a ella, y ella concibió de él. 19 Entonces ella se levantó, se fue y se quitó el velo, y se colocó las ropas de viuda. 20 Iehuda envió el cabrito por intermedio de su amigo el adulamita, para tomar la prenda de la mujer, mas no la halló. 21 Le preguntó a la gente del lugar «¿Dónde está la prostituta, la que se encuentra en el cruce de caminos?». Y ellos dijeron: «No había aquí ninguna prostituta». 22 Él regresó a Iehuda y dijo: «No la hallé; hasta los lugareños dijeron no había aquí ninguna prostituta».

23 Iehuda dijo: «Que se los quede, para que no seamos menospreciados; he aquí que le envié el cabrito, pero tú no lograste hallarla». 24 Y sucedió que al cabo de aproximadamente tres meses, le dijeron a Iehuda: «Tu nuera Tamar se ha prostituido y no sólo eso, sino que ha concebido en su prostitución». Dijo Iehuda: «¡Sacadla y que la quemen!». 25 Mientras la sacaban, ella envió un mensaje a su suegro, diciendo: «Del hombre a quien pertenecen todas estas cosas estoy grávida». Y ella dijo: «Identifica, por favor, de quién son este sello, este manto y este bastón». 26 Iehuda reconoció, y dijo: «Ella tiene razón; es de mí, por cuanto no le di a mi hijo Shelá», y ya no tuvo más intimidad con ella. 27 Y sucedió que cuando llegó el momento en que dio a luz que, he aquí que había gemelos en su vientre.

28 Y sucedió que cuando estaba dando a luz, uno sacó la mano; la partera tomó un hilo carmesí y se lo ató en la mano, diciendo: «Éste salió primero». 29 Y sucedió que cuando retiró la mano, que salió su hermano. Y ella dijo: «¡Con qué fuerza te impusiste!». Y lo llamó Peretz. 30 Luego salió su hermano, sobre cuya mano estaba el hilo carmesí; y lo llamó Zeraj.

Capítulo 39

1 Y Iosef fue descendido a Egipto. Potifar, oficial de Paró, Jefe de Carniceros, hombre egipcio, lo compró de mano de los ismaelitas que lo habían bajado allí. 2 YHWH estuvo con Iosef y él se transformó en un hombre próspero; y permaneció en la casa de su señor egipcio. 3 Su señor percibió que YHWH estaba con él, y todo lo que hacía, YHWH lo hacía próspero en su mano. 4 Iosef halló favor en sus ojos y lo asistió; él lo puso a cargo de su casa, y todo lo que poseía lo colocó bajo su custodia. 5 Y sucedió que a partir del momento en que lo puso a cargo de su casa y de todo lo que poseía, YHWH bendijo a la casa del egipcio a causa de Iosef y la bendición de YHWH estaba en todo lo que poseía, en la casa, y en el campo.

6 Dejó todo lo que poseía en manos de Iosef, y estando él, solamente se ocupaba del pan que comía. Iosef era agradable de forma y agradable de aspecto. 7 Luego de estas cosas, la mujer de su señor puso los ojos en Iosef , y dijo: «Acuéstate conmigo». 8 Mas él se negó; le dijo a la mujer de su amo: «Mira, estando yo aquí, mi señor no se ocupa de nada de la casa y ha puesto bajo mi custodia todo lo que posee. 9 No hay nadie más grande en toda la casa que yo y nada me ha negado, excepto a ti, pues tú eres su mujer; ¿cómo podría yo perpetrar tan gran mal y pecar contra Elohim?». 10 Y así fue: así como ella lo instaba día tras día, él no escuchaba su ruego de acostarse con ella, de estar con ella. 11 Entonces, un día en que Iosef entró a la casa a cumplir sus tareas y no había ningún hombre del servicio en la casa, 12 ella lo tomó de la ropa, diciendo: «¡Acuéstate conmigo!». Mas él dejó su ropa en la mano de ella y huyó, y salió afuera.

13 Cuando ella vio que él había dejado la ropa en su mano y había huido hacia afuera, 14 llamó a los hombres de su casa y les habló diciendo: «¡Mirad! ¡Nos trajo un hebreo para que jugueteara con nosotros! Él vino a acostarse conmigo, pero yo grité fuerte. 15 Y cuando oyó que yo alcé la voz y grité, dejó su ropa conmigo, huyó y salió». 16 Ella guardó la ropa de él hasta que llegó a casa su señor. 17 Le contó un relato similar, diciendo: «El esclavo hebreo que nos trajiste vino a juguetear conmigo. 18 Mas ocurrió que cuando alcé la voz y grité, él abandonó su ropa junto a mí y se fue corriendo».

19 Y sucedió que cuando su señor oyó las palabras de su mujer, que ella le dijo: «Tu esclavo hizo estas cosas conmigo», se despertó su ira. 20 Entonces el amo de Iosef lo tomó y lo puso en prisión, en el lugar donde estaban confinados los prisioneros del rey y allí permaneció en la cárcel. 21 YHWH estuvo con Iosef, y lo dotó de carisma e hizo que hallara favor a los ojos del guardián de la prisión. 22 El guardián de la prisión colocó todos los presos bajo su custodia y el hacía todo lo que allí se hacía. 23 El guardián de la prisión no controlaba nada de lo que estaba a su cargo, por cuanto YHWH estaba con él; y en todo lo que hacía, YHWH lo hacía prosperar.

Capítulo 40

1 Y sucedió tras estas cosas que el copero del rey de Egipto y el panadero pecaron en contra de su señor, el rey de Egipto. 2 Paró se encolerizó con sus dos cortesanos, el Jefe de Coperos y el Jefe de Panaderos. 3 Y los colocó bajo custodia en la casa del Jefe de Carniceros, en la cárcel, lugar donde se hallaba confinado Iosef. 4 El Jefe de Carniceros designó a Iosef para que estuviera con ellos y los asistiera, y ellos permanecieron por días en custodia. 5 Los dos tuvieron un sueño, cada uno tuvo su sueño la misma noche, cada uno según la interpretación de su sueño; el copero y el panadero del rey de Egipto que estaban confinados en prisión.

6 Iosef llegó a ellos a la mañana. Los vio y he aquí que se hallaban perturbados. 7 E interrogó a los oficiales de Paró que se hallaban con él bajo custodia en la casa de su señor, diciendo: «¿Por qué tenéis mala cara hoy?». 8 Y ellos le dijeron: «Tuvimos un sueño, pero no hay nadie que lo interprete». Entonces Iosef les dijo: «¿Acaso las interpretaciones no Le pertenecen a Elohim? Narrádmelo, por favor». 9 El Jefe de Coperos le narró su sueño a Iosef y le dijo: «En mi sueño, he aquí que había una vid enfrente de mí. 10 En la vid había tres zarcillos; y parecía que florecía: sus brotes florecían y sus racimos daban uvas. 11 Y la copa de Paró estaba en mi mano y yo tomé las uvas, las exprimí en la copa de Paró y coloqué la copa en la palma de Paró». 12 Iosef le dijo: «Ésta es su interpretación: los tres zarcillos son tres días.

13 Dentro de tres días Paró levantará tu cabeza y te retornará a tu puesto, y colocarás la copa de Paró en su mano como solías hacer cuando eras su copero. 14 Acuérdate de mí cuando él te favorezca, y haz conmigo merced y mencióname ante Paró para que me saque de esta casa. 15 Puesto que fui robado de la tierra de los hebreos e incluso aquí no hice nada para que me pusieran en el pozo». 16 El Jefe de Panaderos vio que había interpretado bien y le dijo a Iosef: «Yo también, en mi sueño he aquí que vi tres canastos agujereados sobre mi cabeza. 17 Y en el canasto superior había todo tipo de alimentos de Paró, productos de panadería, y los pájaros los comían del canasto que tenía sobre la cabeza». 18 Iosef le respondió y dijo: «Ésta es su interpretación: los tres canastos son tres días.

19 Dentro de tres días, Paró levantará tu cabeza y te colgará de un árbol; los pájaros se comerán tu carne». 20 Y al cabo de tres días, el día del cumpleaños de Paró, éste hizo un banquete para todos sus sirvientes y contó al Jefe de Coperos y al Jefe de Panaderos entre sus sirvientes. 21 Restituyó al Jefe de Coperos a su puesto, y éste colocó la copa sobre la palma de Paró. 22 Mas al Jefe de Panaderos colgó, tal como Iosef les había interpretado. 23 Sin embargo, el Jefe de Coperos no se acordó de Iosef, sino que se olvidó de él.

Loading