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Veamos lo que nos pide el texto de la Torá al respecto de este mandamiento:

Éxo 12:5  El animal será sin defecto,  macho de un año;  lo tomaréis de las ovejas o de las cabras. 6  Y lo guardaréis hasta el día catorce de este mes,  y lo inmolará toda la congregación del pueblo de Israel entre las dos tardes. 7  Y tomarán de la sangre,  y la pondrán en los dos postes y en el dintel de las casas en que lo han de comer. 8  Y aquella noche comerán la carne asada al fuego,  y panes sin levadura;  con hierbas amargas lo comerán. 9  Ninguna cosa comeréis de él cruda,  ni cocida en agua,  sino asada al fuego;  su cabeza con sus pies y sus entrañas.

La Torá específica sobre un cordero en especial, que debe contar con ciertas características muy especiales y específicas, y cómo debe de operarse no solo su preparación previo al sacrificio sino luego de ser sacrificado, la Torá instruye sobre cómo debe prepararse y de comerse, a este cordero que cumple con esas especificaciones, y que es operado tal y como la Torá lo instruye, en el día ordenado por la Torá, se le llama Pesaj (pascua), el cordero es tan especial que una vez seleccionado la Torá le designa ese nombre.

Éxo 12:11 Así lo habéis de comer: ceñidas vuestras cinturas, calzados vuestros pies, y el bastón en vuestra mano; y lo comeréis de prisa. Es Pascua de YHWH. 12 Llamó Moisés a todos los ancianos de Israel y les dijo: “Id en busca de reses menores para vuestras familias e inmolad la pascua.

Como vemos, literalmente Pesaj o Pascua se refiere a ese cordero, que no solo cuenta con las especificaciones instruidas por la Torá, sino que es sacrificado conforme la Torá lo instruye.  De allí concluimos que la “Cena de Pesaj” se le llama así, precisamente porque comemos a ese cordero que la Torá llama así “Pesaj” o “Pascua” en español.  De allí también el nombre de la Santa Convocación del día 14 de Aviv, Pesaj o Pascua.

La Torá no nos instruye sobre comer solamente carne de cordero en la “Cena de Pesaj”, sino a comer “el cordero de pesaj”, con esto quiero decir que comiendo la carne de cualquier cordero en la cena del día 15 de Aviv, no hace de esa cena “La Cena de Pesaj”.

Creer que con poner carne de cordero sobre mi plato en la cena de Pesaj, estoy cumpliendo algo instruido por la Torá para ese día, es totalmente un error, es no solo sacar el mandamiento de su contexto sino despojarlo de su espíritu, y no solo eso, en alguna medida es menospreciar o desvalorizar a aquel quién es verdaderamente el cordero de Pesaj de YHWH.

1Co 5:7  Limpiaos,  pues,  de la vieja levadura,  para que seáis nueva masa,  sin levadura como sois;  porque nuestra pascua,  que es el Mesías,  ya fue sacrificada por nosotros.

Al él, es a quién la Torá nos ordena que debemos comer en la Cena de Pesaj, porque esa es su cena, y no la carne de cualquier cordero.  Y si él es nuestra Pascua, si él es nuestro Cordero de Pacua, con él nuestra Cena está completa, y no necesitamos de un pedazo de carne de cualquier cordero sobre nuestro plato en esa noche, que pueda en alguna medida menguar nuestra plenitud en él esa noche, ya que si para alguno de nosotros la Cena de Pascua no está completa sin el pedazo de carne de cualquier cordero, eso quiere decir que para él S.M. Yeshua como el cordero de Pascua no es suficiente, con S.M. Yeshua la Cena de Pesaj no está completa para estas personas.

¿Entonces aunque yo crea que S.M. Yeshua es mi cordero de Pesaj, no puedo comer ni un pedazo de carne de cordero esa noche?

La Torá y los profetas a lo largo de la Tanaj, nos enseñan una y otra vez nuestra debilidad como seres humanos, y del cuidado que debemos tener para no ser engañados por nuestra Yatzer Hará (inclinación al mal).

Núm 15:38 “Habla a los israelitas y diles que ellos y sus descendientes se hagan flecos en los bordes de sus vestidos, y pongan en el fleco de sus vestidos un hilo de púrpura violeta. 39 Tendréis, pues flecos para que, cuando los veáis, os acordéis de todos los preceptos de Adonai. Así los cumpliréis y no seguiréis los caprichos de vuestros corazones y de vuestros ojos, que os han arrastrado a prostituiros.

Este pasaje de la Torá pone a los ojos como las puertas por donde entra la información que nos lleva a la corrupción, por eso la misma Torá nos instruye que pongamos delante de nuestros ojos la información o imagen correcta, los Tzit Tzit que representan los mandamientos de YHWH.

Poniendo un pedazo de carne de cualquier cordero sobre nuestros platos en la Cena de Pesaj, estamos poniendo delante de nuestros ojos la imagen incorrecta, una imagen que  puede provocar que seamos arrastrados por la corrupción de nuestro corazón, entonces en nuestro seder de Pesaj, tendríamos dos corderos:

  1. El pedazo de carne que está sobre mi plato, que miro y toco.
  2. Y el que digo que es mi cordero de Pesaj, S.M. Yeshua, que mis ojos no ven ni mis manos pueden tocar.

Para los que ponen un pedazo de carne en su plato de la Cena de Pesaj, la pregunta válida es la siguiente: ¿con cuál de los dos cumplen el mandamiento de Pesaj?

La persona que no ve en esto el peligro de prostituirse tras lo que ven sus ojos como lo dice la Torá, puede estar en la dureza y la necedad de su corazón, ya que para esto es necesario una pizca de humildad y otra de entendimiento, porque su corazón puede prostituirse en pos de lo que sus ojos ven, contra lo real y verdadero que los ojos no ven.

Jer 17:9  Engañoso es el corazón más que todas las cosas,  y perverso;   ¿quién lo conocerá? 10  Yo YHWH,  que escudriño la mente,  que pruebo el corazón,  para dar a cada uno según su camino,  según el fruto de sus obras.

Por eso el Rav Shaul exhorta a sus discípulos a poner los ojos en lo verdadero, en lo eterno en lo que no se ve y no en lo que se ve.

2Co 4:18  no mirando nosotros las cosas que se ven,  sino las que no se ven;  pues las cosas que se ven son temporales,  pero las que no se ven son eternas.

Claro que esto de ver lo que no se ve, no se logra con los ojos físicos, con el sentido de la vista con que vemos lo material, sino con los sentidos que nos conectan con el mundo espiritual, con lo infinito, con lo eterno y permanente, con la verdad, son los sentidos con que vemos y nos conectamos a Su Majestad Yeshua.

Heb 12:2  puestos los ojos en S.M. Yeshua,  el autor y consumador de la fe,  el cual por el gozo puesto delante de él sufrió la cruz,  menospreciando el oprobio,  y se sentó a la diestra del trono del Eterno.

El peligro de poner un pedazo de carne de cordero en nuestra cena de Pesaj es un peligro claro para nuestra Yatzer Hará, pero también es claro que para reconocer eso, es necesario ser humilde y reconocer todo lo que la Torá dice que somos, lo terco que somos, al extremo que por medio del profeta Isaías (Yeshayá) el Eterno nos compara con el buey y asno, animales con mayor entendimiento que nosotros, y de hacer caso a los cuidados que la Torá nos instruye debido a nuestra debilidad almática.

Pero el peligro más grande de una conducta como esta, me refiero a estar poniendo nuestra atención más en lo que se ve, en lo pasajero y finito, en lo material y no en lo verdadero, lo infinito y eterno, es que podamos estar tomando una dirección equivocada en el camino trazado por las enseñanzas de S.M. Yeshua y sus discípulos, que estemos desvirtuando lo original y verdadero, este mismo tipo de conducta es la que el Rav Shaul reprochó en su carta a lo gálatas.

Gál 3:1  ¡Oh gálatas insensatos!  ¿quién os fascinó para no obedecer a la verdad,  a vosotros ante cuyos ojos Yeshua el Mesías fue ya presentado claramente entre vosotros como crucificado? 2  Esto solo quiero saber de vosotros:  ¿Recibisteis el Espíritu por las obras de la ley,  o por el oír con fe? 3  ¿Tan necios sois?  ¿Habiendo comenzado por el Espíritu,  ahora vais a acabar por la carne?

Su Mejestad Yeshua enseño qué es lo que dentro del seder de la Cena de Pesaj iba a ser él.

Luc 22:19  Y tomó el pan (matzot) y dio gracias,  y lo partió y les dio,  diciendo:  Esto es mi cuerpo,  que por vosotros es dado;  haced esto en memoria de mí.

Acerquémonos a la Cena del Señor con un corazón humilde, con la conciencia real de nuestra necesidad de un milagro, del algo sobrenatural que nos libere y nos lleve más allá de nuestros límites, transformando todo nuestro ser en elementos santos puestos al servicio del Eterno, y consientes de nuestra incapacidad de hacerlo, adhiriéndonos a aquél que si puede, al Justo, Su Majestad Yeshua, él tiene el mérito, él es el Justo, para que por medio de su sacrificio como Mashiaj ben Iosef, podamos llegar a amar a YHWH como él lo ama, servirle como él le sirve, agradarlo como él le agrada.

EN ÉL SI PODEMOS!!

R. Yehuda ben Israel

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