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Leer la Parasha y Haftara Jukat

Núm 21:5  Y habló el pueblo contra Dios y contra Moisés:  ¿Por qué nos hiciste  subir de Egipto para que muramos en este desierto?  Pues no hay pan ni agua,  y nuestra alma tiene fastidio de este pan tan liviano.

Núm 21:6  Y YHWH envió entre el pueblo serpientes ardientes,  que mordían al pueblo;  y murió mucho pueblo de Israel.

Núm 21:7  Entonces el pueblo vino a Moisés y dijo:  Hemos pecado por haber hablado contra YHWH,  y contra ti;  ruega a YHWH que quite de nosotros estas serpientes.  Y Moisés oró por el pueblo.

Núm 21:8  Y YHWH dijo a Moisés:  Hazte una serpiente ardiente,  y ponla sobre una asta;  y cualquiera que fuere mordido y mirare a ella,  vivirá.

Esta parashá habla mucho sobre la muerte, la muerte de Aaron, la muerte de Miriam, la muerte de miles de israelitas y sobre el cómo purificarse de la impurificación más grande que el hombre puede tener, la impurificación con la muerte.  En el caso de la serpiente de bronce, el pueblo se quejó de nuevo y dijo “nuestra alma tiene fastidio de este pan tan liviano” el pan que ellos menospreciaron es el maná, un pan que caía del cielo todos los días para alimentarlos, ese maná representa la dádiva del Eterno para sostenimiento del hombre, representa Su Palabra, Su Torá.

Ese menosprecio trajo sobre el pueblo gran sufrimiento y muerte, pues el propio Eterno envió serpientes venenosas a matar al pueblo y afligirlo, como lo dice el texto “Y YHWH envió entre el pueblo serpientes ardientes”, esto es precisamente porque la consecuencia del pecado es muerte, el alejamiento de la voluntad del Eterno nos separa de Él, fuente de vida.

Pero lo interesante es que cuando el pueblo se arrepintió el Eterno no les quitó las serpientes que El envió para matarlos, en lugar de eso ordenó que Moshé levantara un serpiente de bronce y que la persona que fuera picada por las serpientes mirara la serpiente de bronce para no morir, ¿no hubiera sido mejor quitar las serpientes para que no murieran? ¿Por qué no quitó el sufrimiento en lugar de enviar un remedio?

Deu 32:39  Ved ahora que yo,  yo soy,  Y no hay dioses conmigo;  Yo hago morir,  y yo hago vivir;  Yo hiero,  y yo sano;  Y no hay quien pueda librar de mi mano.

El Eterno quiere enseñar a su pueblo, para que sepan fehacientemente que El es el único y verdadero Elohim, que no hay dioses con Él, y que El y solo El es el que hace morir como hace vivir, El y solo El es el que hiere como el que sana, no hay un dios que aflija al hombre y otro que lo sane, no hay un dios que quiera matar al hombre al que el Eterno le haya dado vida, solo el Eterno es el que hace todo y no hay quien pueda salvarse de su mano.

Por esta razón, el Eterno les dejó las serpientes que los mataban por su pecado, para que supiéramos que El es el que nos mata y hace sufrir por nuestro pecado, y que El mismo es el que puede aliviar nuestro dolor o librarnos de la muerte, El y nadie más es el que hace todo eso.  ¿Para qué? Para que el hombre se arrepienta de su pecado, para que el hombre cuando esté en medio de la adversidad o sufrimiento sepa que es el Eterno el que lo está haciendo, que reconozca su pecado y que levante sus ojos al cielo, y así pueda ser perdonado de su pecado, y la aflicción que lo lleva a la muerte cese.

Las serpientes siguen vivas

Pero las serpientes seguirán atacando al pueblo que ha rechazado el Pan del Cielo, por lo tanto el pueblo debe estar pendiente y con cuidado, porque cuando menos lo espere recibirá la picadura, que lo llevará de nuevo al sufrimiento que lo aproxima a la muerte, porque en el mundo espiritual no existe lo estático, todo está en movimiento, cada vez que pensamos, articulamos palabra y actuamos, imprimimos una dirección a nuestra vida y a este mundo, iluminamos a este mundo con la Luz del Eterno u ocultamos a este mundo de Su Luz, caminamos y llevamos a este mundo hacia el Maná o nos alejamos de él, menospreciándolo y provocando que el sufrimiento venga a nuestra vida.

Lam 3:37   ¿Quién será aquel que diga que sucedió algo que el Señor no mandó?

Lam 3:38   ¿De la boca del Altísimo no sale lo malo y lo bueno?

Lam 3:39   ¿Por qué se lamenta el hombre viviente?  Laméntese el hombre en su pecado.

Lam 3:40  Escudriñemos nuestros caminos,  y busquemos,  y volvámonos a YHWH;

Cada situación adversa que viene a nuestra vida, debe hacernos levantar la vista al Cielo humildemente, aceptando que todo viene de Su mano, que todo es el Eterno el que lo hace, y lo está haciendo para despertar nuestra conciencia,  que podamos rectificar y regresar a sus caminos. No seáis como los necios, que en lugar de reflexionar en sus caminos, culpan a un dios que ellos han creado en sus mentes, un dios que es el que les hace todo el daño, o contra el prójimo, una vida de Torá es una vida de responsabilidad, responsabilidad de nuestros actos, y de todo lo que ellos provoquen, culpar a alguien más es evitar levantar la vista al Cielo.

SM YESHUA

Juan 3:14  Y como Moisés levantó la serpiente en el desierto,  así es necesario que el Hijo del Hombre sea levantado,

Juan 3:15  para que todo aquel que en él cree,  no se pierda,  mas tenga vida eterna.

El verdadero efecto del Mashiaj en la vida del hombre es precisamente el hecho de hacerlo reflexionar sobre su caminar, un caminar apartado de la Torá y sus mandamientos, hacer conciencia que el camino tomado es de muerte y sufrimiento, una muerte y sufrimiento que viene de la misma mano, de la mano del Eterno, como El es el que mata, El también puede dar de nuevo la vida.

Poner su mirada en el Mashiaj, debe ser precisamente como un acto de conciencia que nos ha llevado al arrepentimiento, entonces podremos ser salvos de la muerte, del sufrimiento, del pecado.  Una persona que no tiene a la Torá y sus mandamientos como norma de vida, manifiesta que el sacrificio del Mashiaj no ha hecho efecto en su vida y mucho menos alzará su vista al cielo.

El verdadero mensaje de vida, es aquel que muestra su pecado al hombre, y le muestra un camino de retorno, un camino a la vida, la mentira solo provee al hombre de armas para justificarse o inculpar a otro de sus actos.

1Jn 3:4  Todo aquel que comete pecado,  infringe también la ley;  pues el pecado es infracción de la ley.

1Jn 3:5  Y sabéis que él apareció para quitar nuestros pecados,  y no hay pecado en él.

1Jn 3:6  Todo aquel que permanece en él,  no peca;  todo aquel que peca,  no le ha visto,  ni le ha conocido.

1Jn 3:7  Hijitos,  nadie os engañe;  el que hace justicia es justo,  como él es justo.

1Jn 3:8  El que practica el pecado es del satán;  porque el satán peca desde el principio.  Para esto apareció el Hijo de Dios,  para deshacer las obras del diablo.

1Jn 3:9  Todo aquel que es nacido de Dios,  no practica el pecado,  porque la simiente de Dios permanece en él;  y no puede pecar,  porque es nacido de Dios.

1Jn 3:10  En esto se manifiestan los hijos de Dios,  y los hijos del diablo:  todo aquel que no hace justicia,  y que no ama a su hermano,  no es de Dios.

Shabat Shalom

R. Yehuda ben Israel