Leer la haftara y comentarios del Rabino
18 Y se acercó Iehuda y dijo: «Si me permitís, señor mío, tu sirviente desea hablar una palabra a los oídos de mi señor y que no se despierte vuestra ira con tu sirviente, pues tú eres como Paró. 19 Mi señor ha interrogado a sus sirvientes, diciendo: ¿Tenéis un padre o un hermano?. 20 Y nosotros le dijimos a mi señor: Tenemos un padre anciano y un niño joven nacido en su ancianidad; su hermano ha muerto, y sólo él queda de su madre y su padre lo ama. 21 Entonces tú dijiste a tus sirvientes: Traédmelo y yo lo veré. 22 Nosotros le dijimos a mi señor: El joven no puede abandonar a su padre, pues si lo abandonare, su padre morirá. 23 Mas tú dijiste a tus sirvientes: Si vuestro hermano menor no baja con vosotros, ¡no veréis más mi rostro!
24 Y sucedió que cuando fuimos a tu sirviente, nuestro padre, que le dijimos las palabras de mi señor, 25 y nuestro padre dijo: Regresad y compradnos un poco de alimento. 26 Nosotros dijimos: No podemos bajar allí; únicamente si viene nuestro hermano menor con nosotros, entonces podremos bajar, pues no podemos ver el rostro del hombre si nuestro hermano menor no está con nosotros. 27 Vuestro sirviente, nuestro padre, nos dijo: Sabéis que mi mujer me dio dos hijos. 28 Uno me ha dejado y pensé: «Ciertamente fue descuartizado, pues no lo he visto desde entonces. 29 Si tomareis también a éste de mi presencia y le sucediese una desgracia, ¡entonces habréis llevado mis canas de mal modo a la tumba!.
30 Y ahora, si voy a tu sirviente, nuestro padre, y el joven no está con nosotros, siendo que su alma está tan unida al alma de él, 31 acontecerá que cuando vea que el joven está ausente, morirá, y tus sirvientes habrán llevado sus canas con pena a la tumba. 32 Pues tu sirviente se hizo garante por el joven ante mi padre, diciendo: Si no lo traigo de regreso a ti habré pecado contra mi padre por toda la eternidad. 33 Por eso, por favor, deja que tu sirviente se quede en lugar del joven, como sirviente para mi señor, y que el joven suba con sus hermanos. 34 Pues ¿cómo puedo ir a mi padre si el joven no está conmigo? Para que no vea el mal que recaerá sobre mi padre».
Capítulo 45
1 Iosef ya no pudo contenerse en presencia de todos los que estaban ante él y exclamó: ¡Que todos sean sacados de mi presencia!. Y así no quedó nadie con él cuando Iosef se hizo conocer a sus hermanos. 2 Dio un grito de llanto. Egipto lo oyó, y la familia de Paró lo oyó. 3 Y Iosef les dijo a sus hermanos: «Yo soy Iosef. ¿Mi padre sigue con vida?». Mas sus hermanos no pudieron responderle, pues se quedaron perplejos ante él. 4 Entonces Iosef les dijo a sus hermanos: «Por favor, acercaos a mí», y ellos se acercaron. Y él dijo: «Yo soy Iosef, vuestro hermano, soy yo a quien vendieron a Egipto. 5 Y ahora, no estéis tristes, no os reprochéis el haberme vendido aquí, pues para que sirviese de sustento Elohim me envió antes que a vosotros.
6 Pues éstos han sido dos de los años de hambruna de la tierra y todavía faltan cinco años, en los que no habrá siembra ni cosecha. 7 Por eso Elohim me ha enviado antes que a vosotros, para asegurar vuestra supervivencia en la tierra y para sustentaros para una gran supervivencia. 8 Y ahora: no fuisteis vosotros los que me enviaron aquí, sino Elohim; Él me hizo cercano de Paró, señor de toda su casa y mandatario de toda la tierra de Egipto. 9 Apuraos, ved con mi padre y decidle: Así dijo tu hijo Iosef: «Elohim me hizo señor de todo Egipto. Bajad hacia mí; no te retrases. 10 Residirás en la tierra de Goshen y estarás cerca de mí, tú, tus hijos, tus nietos, tus ovejas y tu ganado vacuno, y todo lo que es tuyo. 11 Y yo proveeré por vosotros allí, pues habrá otros cinco años más de hambre, para que no empobrezcáis, tú, tu familia y todo lo que es tuyo». 12 He aquí que vuestros ojos ven, igual que los ojos de mi hermano Biniamín, que es mi boca la que os está hablando.
13 Por eso, relatadle a mi padre acerca de toda mi gloria en Egipto y de todo lo que habéis visto; mas debéis apresuraos y traer a mi padre aquí». 14 Entonces cayó sobre el cuello de su hermano Biniamín y lloró; y Biniamín lloró sobre su cuello. 15 Luego besó a todos sus hermanos y lloró sobre ellos; luego sus hermanos conversaron con él. 16 La noticia fue oída en el palacio de Paró, diciendo: «¡Han llegado los hermanos de Iosef !». Y fue de agrado para Paró y sus sirvientes. 17 Paró le dijo a Iosef: «Diles a tus hermanos: Haced lo siguiente: Cargad vuestros animales e id directamente a la tierra de Canaán. 18 Tomad a vuestro padre y a vuestras familias y venid hacia mí. Yo os daré lo mejor de la tierra de Egipto y comeréis de la abundancia de la tierra. 19 Y deberás decir: Haced lo siguiente: Tomad para vosotros de la tierra de Egipto carretas para vuestros hijos pequeños y para vuestras mujeres; transportad a vuestro padre y venid. 20 Y que vuestros ojos no sientan compasión por vuestras pertenencias, pues lo mejor de toda la tierra de Egipto es vuestro». 21 Así lo hicieron los hijos de Israel, y Iosef les dio carretas según la palabra de Paró, y les dio provisiones para el camino.
22 A cada uno les dio mudas de ropa; pero a Biniamín le dio trescientas piezas de plata y cinco mudas de ropa. 23 A su padre le envió lo siguiente: diez asnos cargados con lo mejor de Egipto y diez asnas cargadas con granos, pan y comida para el camino de su padre. 24 Y envió a sus hermanos y ellos partieron. Él les dijo: «No os peleéis en el camino». 25 Ellos subieron de Egipto y llegaron a la tierra de Canaán, a Yacov, su padre. 26 Y le contaron, diciendo: «Iosef sigue con vida», y que es mandatario de toda la tierra de Egipto, mas su corazón se conmovió, pues no podía creerles. 27 Sin embargo, cuando le relataron todas las palabras que Iosef les había hablado y vio las carretas que Iosef había enviado para transportarlo, entonces el espíritu de su padre Yacov revivió. 28 E Israel dijo: «¡Esto es demasiado! Mi hijo Iosef sigue con vida! Iré a verlo antes de que muera».
Capítulo 46
1 E Israel viajó con todo lo que poseía y llegó a Beersheba, donde ofreció sacrificios al Elohim de su padre Itzjak. 2 Elohim habló a Israel en visiones nocturnas y le dijo: «Yacov, Yacov ». Y él dijo: «Heme aquí». 3 Y Él dijo: «Yo soy el Elohim, el Elohim de tu padre. No temas bajar a Egipto, pues te estableceré como una gran nación en aquel país. 4 Yo descenderé contigo a Egipto y ciertamente te haré subir luego; y Iosef colocará su mano sobre tus ojos». 5 Y Yacov se levantó de Beersheba; los hijos de Israel transportaron a Yacov, su padre, así como también a sus hijos y a sus mujeres, en las carretas que Paró había enviado para transportarlos.
6 Tomaron su ganado y su riqueza que habían acumulado en la tierra de Canaán y llegaron a Egipto, Yacov y toda su descendencia con él. 7 Sus hijos y sus nietos con él y sus hijas y nietas, y toda su descendencia llevó con él a Egipto. 8 Éstos son los nombres de los hijos de Israel que llegaron a Egipto: Yacov y sus hijos: el primogénito de Yacov, Reuben. 9 Los hijos de Reuben: Janoj, Palu, Jetzron y Carmi. 10 Los hijos de Shimon: Iemuel, Iamin, Ohad, Iajim, Tzojar y Shaul, hijo de la mujer cananea. 11 Los hijos de Leví: Gershon, Kehat y Merari. 12 Los hijos de Iehuda: Er, Onán, Shelá, Peretz y Zeraj; mas Er y Onán habían muerto en la tierra de Canaán y los hijos de Peretz eran Jetzron y Jamul.
13 Los hijos de Isajar: Tola, Puvá, Iov y Shimron. 14 Los hijos de Zebulun: Sered, Elon, y Iajlel. 15 Éstos son los hijos de Lea que le dio a Yacov en Padán Aram, además de su hija Dina. Todas las personas, sus hijos e hijas, sumaban treinta y tres. 16 Los hijos de Gad: Tzifion, Jagi, Shuni, Etzbon, Eri, Arodi y Areli. 17 Los hijos de Asher : Imná, Ishvá, Ishvi, Beriá y su hermana Seraj; y los hijos de Beriá: Jeber y Maljiel. 18 Éstos son los hijos de Zilpá, a quien Labán había dado a su hija Lea. Éstos tuvo de Yacov, dieciséis personas.
19 Los hijos de Rajel, mujer de Yacov: Iosef y Biniamín .20 A Iosef le nacieron en la tierra de Egipto, de Asenat, hija de Potifera, Sacerdote de On, Menashe y Efraím. 21 Los hijos de Biniamín: Bela, Bejer, Ashbel, Gera, Naaman, Eji, Rosh, Mupim, Jupim, y Ard. 22 Éstos son los hijos de Rajel que le nacieron a Yacov: catorce personas. 23 Los hijos de Dan: Jushim. 24 Los hijos de Naftali: Iajtzel, Guni, Ietzer, y Shilem.
25 Éstos son los hijos de Bilá, a quien Labán había dado a su hija Rajel. Ella tuvo a éstos de Yacov: siete personas. 26 Todas las personas que llegaron con Yacov a Egipto, sus propios descendientes, además de las mujeres de los hijos de Yacov, sumaban sesenta y seis personas. 27 Y los hijos de Iosef que le nacieron en Egipto sumaban dos personas. Todas las personas de la casa de Yacov que llegaron a Egipto: setenta. 28 Él envió a Iehuda delante de él a Iosef, para prepararlo en Goshen; y llegaron a la región de Goshen. 29 Iosef preparó su carroza y subió a encontrarse con Israel, su padre, en Goshen. Apareció ante él, cayó sobre su cuello y lloró sobre su cuello largamente.
30 Entonces Israel le dijo a Iosef: «Ahora puedo morir, después de haber visto tu rostro, pues sigues con vida». 31 Y Iosef les dijo a sus hermanos y a la familia de su padre: «Subiré y le contaré a Paró, y le diré: Mis hermanos y la familia de mi padre que estaban en la tierra de Canaán han llegado a mí. 32 Los hombres son pastores, pues han sido gente de ganado; sus ovejas y su ganado vacuno y todo lo que poseen, los han traído. 33 Y será, cuando Paró os convoque y diga: ¿Cuál es vuestra ocupación? 34 que le diréis: Vuestros sirvientes han sido hombres de ganado desde nuestra juventud hasta ahora, tanto nosotros como nuestros padres, para que podáis asentaros en la tierra de Goshen, pues todos los pastores son abominables a los egipcios».
Capítulo 47
1 Iosef llegó y le relató a Paró, y le dijo: «Mi padre y mis hermanos, sus ovejas, su ganado vacuno y todo lo que poseen, han llegado de la tierra de Canaán y se encuentran ahora en la región de Goshen». 2 De los menores de los hermanos tomó cinco hombres y se los presentó a Paró. 3 Paró les dijo a sus hermanos: «¿Cuál es vuestra ocupación?». Ellos respondieron: «Tus sirvientes son pastores, nosotros, y también nuestros padres». 4 Y le dijeron a Paró: «Hemos venido a habitar la tierra, ya que no hay lugar donde pastar los rebaños de tus sirvientes, pues el hambre es muy grave en la tierra de Canaán; ahora, os rogamos permitas que tus sirvientes se asienten en la región de Goshen». 5 Y Paró le dijo a Iosef, diciendo: «Tu padre y tus hermanos han venido contigo.
6 La tierra de Egipto está ante ti, en la mejor parte de la tierra establece a tu padre y a tus hermanos; que se establezcan en la región de Goshen y si sabes que hay entre ellos hombres hábiles, desígnalos jefes del ganado que me pertenece». 7 Iosef trajo a Yacov, su padre, y lo presentó a Paró, y Yacov bendijo a Paró. 8 Paró le dijo a Yacov: «¿Cuántos son los días de los años de tu vida?». 9 Yacov le respondió a Paró: «Los días de los años de mi residencia han sido ciento treinta años. Pocos y malos fueron los días de los años de mi vida, y no han alcanzado los años de vida de mis antepasados en los días de sus residencias». 10 Yacov bendijo a Paró, y salió de la presencia de Paró. 11 Entonces Iosef estableció a su padre y a sus hermanos y les dio una posesión de la tierra de Egipto, en la mejor parte de la tierra, en la tierra de Ramsés, tal como había ordenado Paró. 12 Iosef sustentó a su padre y a sus hermanos y a toda la familia de su padre con alimentos, según los hijos.
13 No había pan en toda la tierra, pues la hambruna era muy grave; la tierra de Egipto y la tierra de Canaán desfallecieron a causa del hambre. 14 Iosef reunió todo el dinero que había en la tierra de Egipto y en la tierra de Canaán juntado de las provisiones que compraban, y Iosef llevó el dinero a la casa de Paró. 15 Y cuando el dinero de la tierra de Egipto, y de la tierra de Canaán se agotó, todo Egipto fue a Iosef , diciendo: «Danos pan; ¿por qué habríamos de morir en tu presencia?, ¡pues el dinero se ha acabado!». 16 Y Iosef dijo: «Traed vuestro ganado y, si se acaba el dinero, yo os sustentaré a cambio de vuestro ganado». 17 Entonces ellos trajeron su ganado a Iosef, y Iosef les dio pan a cambio de los caballos, de los rebaños de ovejas, del ganado vacuno y de los asnos; así les proveyó de pan a cambio de todo su ganado durante aquel año. 18 Y cuando finalizó el año, fueron a él al año siguiente y le dijeron: «No le negaremos a mi señor que, habiéndose agotado el dinero y los rebaños, no queda nada ante mi señor, excepto nuestros cuerpos y nuestra tierra.
19 ¿Por qué habríamos de morir ante vuestros ojos, tanto nosotros como nuestra tierra? Adquiérenos a nosotros y a nuestra tierra a cambio de pan, y nosotros y nuestra tierra seremos los sirvientes de Paró; y provee semillas, para que vivamos y no muramos, y la tierra no quede desolada». 20 Iosef adquirió así toda la tierra de Egipto para Paró, pues cada egipcio vendió su terreno por el poder de la hambruna que los había acosado; y la tierra se transformó en la tierra de Paró. 21 En cuanto al pueblo, él lo hizo pasar a las ciudades, de un confín de los límites de Egipto hasta el otro. 22 Únicamente la tierra de los sacerdotes no la compró, pues los sacerdotes recibían un estipendio de Paró y vivían de su estipendio que les había dado Paró; por eso no vendieron su tierra. 23 Iosef le dijo al pueblo: «He aquí que os he adquirido este día junto con vuestra tierra para Paró; aquí tenéis semillas; sembrad la tierra.
24 En la recolección de la cosecha le daréis una quinta parte a Paró; las otras cuatro partes serán vuestras, para semillas para el suelo y para vuestro alimento, y el de vuestras familias y el de vuestros niños». 25 Y ellos dijeron: «Has salvado nuestras vidas; esperamos hallar gracia en tus ojos, señor mío, y seremos los sirvientes de Paró». 26 Iosef lo impuso como estatuto hasta el día de hoy en cuanto a la tierra de Egipto: una quinta parte era de Paró; únicamente la tierra de los sacerdotes no fue de Paró. 27 E Israel se estableció en la tierra de Egipto, en la región de Goshen; en ella adquirieron propiedades y crecieron y se multiplicaron enormemente.