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Leer Parasha y Haftará Vaetjanan

Deu 3:23 Entonces supliqué a YHVH, diciendo:

Deu 3:24 ¡Oh Adonay YHVH! Tú has comenzado a mostrar a tu siervo tu grandeza y tu fuerte mano, porque ¿qué dios hay en los cielos o en la tierra que haga según tus obras y según tus proezas?

Deu 3:25 ¡Déjame pasar, te ruego, para contemplar la buena tierra que está al otro lado del Jordán, esa hermosa serranía, y el Líbano!

Deu 3:26 Pero YHVH se mostró disgustado contra mí por causa de vosotros, y no me escuchó; y me dijo YHVH: ¡Basta, no hablemos más de este asunto!

Moshé, profeta y líder de Israel, medio por el cual el Eterno reveló su Torá al mundo, con quién el Eterno hablaba “boca a boca”, un hombre que de tanto tiempo expuesto a la Presencia Divina que su rostro destellaba luz, SUPLICA AL ETERNO. 

¿Acaso no podría exigir un poco? Al fin y al cabo trabajó 40 años de su vida al servicio del Eterno, como para que el Eterno no se lo recompense ahora. ¿Después de todo lo que Moshé trabajo, era mucho pedir entrar a la Tierra prometida? ¿Por qué Moshé no echo mano de sus méritos como profeta y líder del pueblo escogido por el Eterno? Finalmente no era una labor que él buscó sino que fue forzado a tomar por el propio Creador.  En lugar de todo eso, Moshé simplemente suplicó, el verbo “janán”, hace referencia a una súplica de alguien que no merece recibir, o de una súplica a alguien que no tiene porqué darme nada, y así suplicó Moshé, como quién no merece recibir nada, y a un Eterno que no tiene por qué darle nada al él.

Este tipo de actitud de Moshé frente a su Dios es incomprensible para quienes tratan de relacionarse con el Dios de Israel con una mentalidad occidental, fundamentada en una cultura mitológica griega.   La cultura occidental dentro de la cual convivimos, es una cultura de productividad, el valor no solo de una actividad, sino también de una relación y del ser mismo está fundamentado en su productividad, nadie hace nada sin esperar algo a cambio, una recompensa por una labor realizada, hasta se es capaz de medir lo que uno ha ganado con una amistad, todo es medible, todo es cuantificado, todo es valorado de esa manera.

Y por eso, las religiones derivadas de la cultura occidental, han hecho de la relación del hombre con su dios un negocio muy productivo, de allí es que las oraciones son solo peticiones, en donde el hombre despliega sus necesidades a un dios que solo está esperando oírlas para correr a complacerlas, hasta yo mismo me río de lo que escribo, un dios que corre para satisfacer los deseos de su creación, el mundo religioso está realmente de cabeza.   Y para tener más efectividad en sus oraciones, el hombre de hoy en día fácilmente echa mano de “sus méritos”, ya sea servicio, ofrendas o diezmos, o ya sea su estatus de “hijo de dios”, todo es válido para hacer que su dios haga lo que el hombre quiere o necesita de él, hasta ayunar y hacer grandes cadenas de oración, todo para que su dios lo escuche y obedezca.  Y cuando no recibe lo que él quiere, necesita o ha pedido, comienza a dudar de la existencia de su dios, o de su relación con él, ya que no ella está siendo recompensada.

UBICANDONOS

Si estamos donde creemos estar, somos personas que habíamos sido destituidas de la Gloria del Eterno por el pecado, un edicto de muerte pesaba sobre nuestros hombros, sin esperanza, sin pactos ni promesas y sin Di_s vagamos en este mundo, solo esperando la visita del verdugo.

Y si ahora ese edicto de muerte fue anulado, y hay alguna esperanza en nuestro corazón, hay alguna promesa o el beneficio de algún pacto y ya no tememos a la muerte, es porque YHWH nos salvó, una salvación que envió por medio del Mashiaj, Su Majestad Yeshua, quien como Mashiaj ben Iosef hizo llegar la gracia Divina a nuestras vidas, y con ella el perdón y la limpieza de nuestra maldad, y todo eso, sin que ninguno de nosotros lo mereciéramos.

Es sabido por todos, que cuando uno le salva la vida a otro, esa vida le pertenece a quién la salvó, y todo lo que ese hombre haga con su vida le pertenece a quién se la salvó.  Entonces ¿Con qué actitud debemos aproximarnos a YHWH? Siendo que nuestras vidas y todo lo que podamos producir y hacer Le pertenece, nuestros pensamientos, deseos y anhelos no son nuestros, son de Él.  Si esa es nuestra posición ¿qué merito podemos tener delante de Él? ¿Qué podemos exigir cuando nuestras propias vidas son de Él y gracias a Él las tenemos, sin mérito alguno, simplemente porque a Él le plugo darnos otra oportunidad?

Aprendamos de Moshé, el hombre más humilde según las propias palabras del Eterno, aproximémonos al Trono Celestial, sabiendo que no merecemos ni siquiera estar allí, y que en el Cielo no necesitan de nosotros.   Avraham Aveinu dijo cuando se aproximo a suplicar por los justos que pudiera haber en Sedom y Amorá “polvo y ceniza soy”, ¿alguien de nosotros se cree mayor que el propio Avraham, el padre de la fe?

EL YA LO DIO TODO

Rom 8:31 ¿Qué, pues, diremos a estas cosas? Si Dios está a favor de nosotros, ¿quién contra nosotros?

Rom 8:32 El que no escatimó ni a su propio Hijo, sino que lo entregó por todos nosotros, ¿cómo no nos dará gratuitamente también con Él todas las cosas?

Todas las necesidades y carencias reales que el hombre pueda tener, son derivadas de su distanciamiento del  Eterno y de su Voluntad, por su pecado.  Al dar a su propio hijo como camino de retorno a Él, YHWH nos lo ha dado todo, una vez tomado ese camino de regreso a Él, todos nuestros vacíos son llenados, toda nuestra necesidad real desaparece, y nos encaminamos hacia Su plenitud.

¿Cuál debe ser nuestra actitud con Aquél que no estimó a su propio hijo para darnos todo, o sea El? Es acceso a El mismo al que tenemos por medio de Su Majestad Yeshua ¿lo utilizaremos para sacar raja a nuestro favor? estando dónde estamos y de la manera en que llegamos ¿aún pensamos en nosotros mismos? ¿Aún pensamos que merecemos alguna recompensa?

ESFUERZO Y RECOMPENSA

En el mundo material, una persona trabaja y recibe una recompensa por su trabajo, regularmente invierte inteligencia, fuerza corporal, dedicación, tiempo etc., y recibe una recompensa por ellos, nunca recibe lo que dio, o sea que no se le paga con tiempo, dedicación y o fuerza corporal ni con inteligencia, se le paga comúnmente con dinero.

En el mundo espiritual no es así, en el mundo espiritual la oportunidad de aportar algún esfuerzo ya es una recompensa en sí mismo.  Moshé dirigió al pueblo elegido por YHWH, hizo una labor representativa por parte de YHWH ante el pueblo, peleó por defender la santidad del nombre de YHWH, y también represento al pueblo delante del Trono Celestial, imploró por misericordia cuando era necesario, pero también imploró justicia cuando fue necesario y en todas las oportunidades fue escuchado, fue el medio por el cual YHWH reveló su Torá al mundo entero, y para Moshé el Cielo no le debía nada, porque todo lo que hizo fue su recompensa también.

Esforzarse estudiando y entender algo de Torá, es en sí mismo una regalo del Cielo, guardar un mandamiento porque no solo el Cielo ha dado su entendimiento si no las fuerzas para hacerlo, ya es una recompensa, es un regalo.  Iluminar este mundo con Su Luz a través de nuestros actos de justicia,  es una recompensa, recompensa que aproxima la Plenitud de Su Luz a nuestras vidas, ¿quién puede necesitar algo más que eso? ¿Quién tiene aún espacio en su corazón para pensar en sí mismo?

Debemos corregir nuestra actitud en la oración, debemos evitar a toda costa la influencia de pensamientos y actitudes ajenas a la Torá y al Eterno.  Nadie tiene mérito para exigir nada, nadie merece recibir nada, ni el Eterno tiene que darle nada a nadie, la oración no tiene nada que ver con nosotros o nuestras vanas necesidades creadas por la materialidad de este mundo, la Tefila solo tiene que ver con El y nuestra conexión con El.

Su Majestad Yeshua es el justo, él tiene el mérito, nosotros solo debemos presentarnos y vivir en él.

Shabat Shalom

R. Yehuda ben Israel