Leer Parasha y Haftará
Éxo 3:1 Apacentaba Moisés el rebaño de su suegro Jetro, príncipe de Madián, y condujo el rebaño al fondo del desierto y llegó a Horeb, monte de Elohim.
Éxo 3:2 Entonces el Ángel de YHVH se le apareció en una llama de fuego en medio de la zarza. Y él miró, y vio que la zarza ardía en el fuego, pero la zarza no se consumía.
Éxo 3:3 Y dijo Moisés: Me desviaré para observar esta gran aparición de por qué no se consume la zarza.
Éxo 3:4 Vio YHVH que se desviaba para observar, y ’Elohim lo llamó de en medio de la zarza, y le dijo: ¡Moisés! ¡Moisés! Y él respondió: ¡Heme aquí!
Moshé no era cualquier hombre que estaba cuidando ovejas en el desierto, no podemos pensar tampoco que a él le toco el llamado de liberar a un pueblo, simplemente porque él era el que pasaba por allí cuando la señal de la zarza ardiendo ocurrió. Moshé era la generación número 26 desde Adán, y ¿qué importancia tiene ese número? Nada menos que es el valor numérico del nombre del Eterno (10, 5, 6, 5).
Pero también había muchos hombres que eran parte de esa generación especial número 26 desde Adán, pero entonces ¿por qué Moshé? Moshé tenía algo especial, algo muy particular que lo diferenciaba de cualquier otro hombre israelita de esa generación, EL NUNCA FUE ESCLAVO, no pensaba como esclavo, no se vestía como esclavo ni se expresaba como esclavo, aunque él como los demás nació en Mitzraím, pero él nunca fue esclavo, creció y fue educado como un hijo de dios, el dios de Mitzraím (Faraón). Y tenía otra particularidad, aunque se vestía y se conducía como egipcio, no lo era, era un israelita.
Por todo esto, podemos saber que Moshé no era un hombre común y corriente, tenía características únicas que lo convertían en el único hombre, por medio del cual el Eterno podía liberar a su pueblo de la esclavitud. Moshé también es una imagen histórica de la Torá que muestra una imagen del personaje del Mashiaj, aquel que vino a liberar al pueblo del Eterno de la esclavitud del egoísmo, Su Majestad Yeshua, un hombre con características únicas y especiales que lo convertían en el único hombre capaz de ser usado como medio para tal liberación. Por eso el propio Moshé lo profetizó de esa manera, cuando dijo:
Deu 18:18 Profeta les levantaré de en medio de sus hermanos, como tú, y pondré mis palabras en su boca, y él les hablará todo lo que Yo le ordene.
La semejanza radica específicamente en su función intermediaria, tal y como lo fue Moshé entre el Eterno y el pueblo, así lo es el Mashiaj entre el Eterno y los hombres. Pero esa función intermediaria solo es posible que sea realizada por un hombre especial, con características únicas que lo diferencian de los demás, así como lo era Moshé entre todos los hombres, así lo es Su Majestad Yeshua, especial y único. Y no simplemente un hombre sobresaliente de su generación.
CONCIENCIA DE LA REALIDAD
El texto citado al principio nos muestra que Moshé quedó maravillado por el hecho que la zarza ardía pero esta o se consumía, ese hecho hizo que el se apartara para ver con más atención ese suceso tan especial y extraordinario, también el texto nos hace ver, que el hecho de que Moshé se percatara del fenómeno hizo que se le llamara.
“Vio YHVH que se desviaba para observar, y ’Elohim lo llamó…”
Podemos deducir que la misma educación y por todas las características arriba mencionadas que tenía Moshé, hicieron que su nivel de conciencia sobre la realidad fuera muy distinta que la del resto de los hombres de su generación, otro hombre hubiera visto la zarza ardiendo y posiblemente o lo más seguro es que no se hubiera dado cuenta en el detalle que la zarza no se consumía.
La esclavitud no solo anula la voluntad del hombre, sino también limita su conciencia, su capacidad de percibir la Realidad. Mitzraím es la palabra hebrea para designar el país de Egipto, pero Mitzraím comparte su raíz con otra palabra hebrea que quiere decir “limitaciones”, esto nos indica que el vivir en Mitzraim para el pueblo hebreo, significaba no solo su esclavitud sino sus limitantes en cuanto a su conciencia, en cuanto a percibir la Realidad, por eso es que las primeras plagas que el Eterno envió sobre Mitzraím fueron sufridas también por el pueblo hebreo, porque era necesario despertarlos, que tomaran conciencia y así pudiera apreciar la Realidad, a pesar de aún vivir en Mitzraím.
De allí es que Moshé, un hombre que aunque nació y creció en Mitzraím, pero que no fue esclavo, no tenía esas limitantes, ni de voluntad ni de conciencia, por eso fue llamado a ser el medio para liberar al pueblo esclavo.
HOY EN DÍA
La humanidad sufre la esclavitud, es esclava de su egoísmo, de su Yatzer Hará. Y esa esclavitud no solo anula su voluntad sino que limita su conciencia, su capacidad de percibir la Realidad. En la medida que el hombre es libre de su egoísmo, recupera su voluntad y por su puesto los límites de su conciencia se van expandiendo. Entonces el amar al prójimo se convierte no solo en un deseo fantasioso sino en un objetivo, un objetivo que da la oportunidad de fortalecer su voluntad, al luchar contra los instintos y emociones egoístas que son contrarias a su objetivo, amar al prójimo.
Pero es precisamente el ejercicio de esa voluntad de obedecer el mandamiento, lo que distingue al libre del esclavo. Es más, es esa voluntad la que distingue al hombre de los animales, y por eso es que para los sabios de la Torá, las personas que no guardan mandamientos son como animales, porque no tienen conciencia de la Realidad y no tienen voluntad, viven sujetos a sus instintos animales En ese sentido fue la respuesta de Su Majestad Yeshua a la mujer cananea que lo seguía.
Mat 15:26 Él respondió y dijo: No está bien tomar el pan de los hijos y echarlo a los perros.
LA ZARZA NO ARDIA
El fuego representa la fuerza o presencia Divina, la cual es descrita por la Torá como “fuego que consume”. La zarza representa lo material, este mundo cuyo objetivo es precisamente el ser llenado por esa fuerza o presencia Divina. Pero “la zarza no se consumía”, y eso captó la atención de Moshé, porque él sabía que lo normal es que la zarza ardiera y se consumiera por el fuego, pero no era así, así que algo no estaba bien, y entonces fue llamado a liberar a un pueblo esclavo.
Hoy en día todos dicen ser hijos de Dios, todos dicen profesar una religión, todos dicen creer en Dios y confiar en El, muchos profesan una relación con el Mesías de Israel, dicen ser sus discípulos y seguidores, pero sus vidas no evidencian esa fe, esa creencia, esa devoción, ese amor, ese discipulado. Precisamente es lo que está escondido atrás de la señal de la zarza, esos hombres son como la zarza, la Gloria del Eterno puede estar sobre ellos, pero ellos no son consumidos por Su Gloria, por Su Presencia.
Al igual que Moshé, Su Majestad Yeshua se percató de esta Realidad, y condenó a los hombres de su época, por vivir una vida religiosa sin experimentar verdaderamente una libertad, no eran libres de su egoísmo, no eran libres, no podían amar a su prójimo como solo un hombre libre lo puede hacer.
Mat 23:23 ¡Ay de vosotros, escribas y fariseos, hipócritas! que diezmáis la menta, el eneldo y el comino, pero dejasteis lo más importante de la Ley: la justicia, la misericordia y la fe. Esto era necesario hacer sin dejar aquello.
Mat 23:24 ¡Guías ciegos, que coláis el mosquito, y tragáis un camello!
Mat 23:25 ¡Ay de vosotros, escribas y fariseos hipócritas! que limpiáis lo de afuera de la copa y del plato, pero por dentro están llenos de rapiña e intemperancia.
Mat 23:26 ¡Fariseo ciego! Limpia primero lo de dentro de la copa, para que también lo de fuera sea limpio.
Mat 23:27 ¡Ay de vosotros, escribas y fariseos hipócritas! que os parecéis a sepulcros blanqueados, los cuales a la verdad se muestran hermosos por fuera, mas por dentro están llenos de huesos de muertos y de toda inmundicia.
Mat 23:28 Así también vosotros, por fuera, ciertamente aparecéis justos ante los hombres, mas por dentro estáis llenos de hipocresía e iniquidad.
HOY EN DIA TAMBIÉN LA ZARZA NO SE QUEMA
Los religiosos de hoy en día son cada día más, cada hombre es como una zarza ardiendo pero sin quemarse, invocan al Eterno pero ellos no son consumidos por Su Presencia, a simple vista parece algo normal que no debiera porque despertar ninguna inquietud, pues es normal que sobre una zarza esté el fuego, pero solo alguien que ha sido liberado de su esclavitud, puede tener la conciencia de que ese fuego sobre la zarza, no hace que el zarza se queme, que esa religión o vida espiritual no humille los corazones de los hombres, no todos son consientes de esa Realidad, y por eso en lugar de ser usados para liberar a los hombres de su egoísmo, ellos mismos son sus esclavos.
Solo aquí en Guatemala, somos más de 12 millones de personas, un mínimo de 7 millones profesan una religión, una fe o una práctica espiritual, y podríamos decir que unos 10 millones dicen creer en el Dios de Israel, andan diciendo “primero Dios consigo trabajo” “primero Dios sano” etc. Pero el Dios de Israel no es primero en sus vidas, la violencia intrafamiliar no cesa sino que aumenta, la tasa de divorcios tampoco disminuye sino aumenta, la corrupción y la delincuencia aumentan en lugar de disminuir, cualquiera vende o compra discos piratas u objetos robados, sin percibir ninguna contrariedad con la fe que dicen profesar. Hasta algunos candidatos a la presidencia dicen que van a trabajar para que la ley se respete en el país, y ellos mismos la quebrantan iniciando una campaña política que está prohibida por esa ley que ellos dicen que harán que se respeta, ¡y no ven contrariedad en eso!, y eso que uno de ellos es un líder religioso respetado por la mayoría de guatemaltecos, pero son inconscientes de la Realidad, porque son esclavos de su egoísmo, no son libres, son como la zarza ardiendo que el Eterno le mostró a Moshé, hay fuego sobre ellos, pero no se queman.
LA LIBERTAD DEL MASHIAJ
La libertad que proporciona el Mashiaj, el verdadero y único Mesías de Israel, es la libertad del egoísmo, una libertad que no solo expande los límites de la conciencia del hombre, sino que también le da la oportunidad de ejercer su voluntad, siendo la evidencia de esta libertad y el ejercicio de esa voluntad, la obediencia a los mandamientos, una vida de justicia y santidad, corazones habitados por la paz, amor y justicia, siendo estos tres elementos la manifestación de la esencia Divina en este mundo. Un hogar sobre el que no reina la paz, el amor y la justicia, es un hogar que no ha tenido contacto con el Mesías, el único y verdadero Mesías de Israel. Un corazón o un hogar sin esta realidad es una zarza que arde pero no se quema.
Claro que para los esclavos del egoísmo, lo que aquí decimos es una fantasía, es más fácil adaptar su espiritualidad o religión a sus debilidades almáticas que afrontar la Realidad, porque de hacerlo va a ser necesario humillarse, y eso sería demasiado para los corazones endurecidos por el egoísmo, sería como afrontar a Faraón y decirle “déjanos salir para adorar al Eterno”.
Solo aquellos que hemos sido libres de nuestro egoísmo, gracias al poder salvador del Eterno, manifestado en este mundo a por medio de Su Majestad Yeshua, podemos estar consientes de esta realidad, pero no debemos permanecer indiferentes ante lo que vemos, fuimos libres con el objetivo de unir nuestra voluntad a la Voluntad Divina, la cual quiere que todo hombre sea libre del egoísmo, por eso todo israelita es llamado a ejercer la obra mesiánica, llevando libertad a los cautivos.
HISTORIA
Una vez un rabino que vivía en Israel, fue despertado por gritos y sonidos de shofar, que anunciaban la venida del Mesías, el rabino se levantó, abrió la ventana, sacó su cabeza y aspiró fuertemente, y dijo: Aun no ha venido. Los discípulos del rabino discutían luego sobre la razón que motivo al maestro a sacar la cabeza por la ventana, ¿por qué no aspiro desde su cama? Se preguntaban, el rabino les contestó: saque la cabeza para aspirar si en el ambiente se olía es espíritu del Mashiaj, porque en mi casa sí está, afuera es donde no está, y el día que venga, lo que se respira dentro de mi casa, también ser respirara fuera de ella.
Shabat Shalom! R. Yehuda ben Israel
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