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Comentario – parasha Bereshit


Leer Parasha y Haftará

Elohim Dijo: “Produzca la tierra vegetación, hierba que permita sembrar semilla, árbol de fruto que produzca fruto según su especie cuya semilla esté en él, sobre la tierra. Y fue así”.

Bereshit 1:11

Según Rashi cuando el pasaje dice “árbol de fruto que da fruto” se refiere que todo el árbol en sí mismo era un fruto. Aquí tomamos el primer principio: Cada árbol da fruto según su género, según su semilla y un árbol no puede dar un fruto que no pertenezca a su especie. Por eso Su Majestad Yeshua enseñaba “por sus frutos los conoceréis”, además decía “de una misma fuente no brota agua amarga y agua dulce”. Repitiendo enfáticamente que por los fruto debemos de reconocer a las personas, nadie puede dar un fruto que no tiene o que no pertenezca a sí mismo.

El problema que tenemos actualmente es que espiritualmente hemos descendido tanto que ya no podemos distinguir entre lo bueno o malo, entre la luz y las tinieblas. Por lo que caemos en la religiosidad  y pensamos que todo aquel que no piense, sienta, haga y crea de la misma manera en que lo hago yo, entonces esa persona no ha dado frutos.  La Torá es el antídoto, es lo que nos permite aprender a distinguir entre lo bueno y lo malo, a liberarnos de la religiosidad.

La esencia de la Torá es el amor, el amor es la única ley que rige el mundo espiritual, y se manifiesta en el mundo físico a través de la justicia, por eso el amor que viene de lo alto no inclina al ser amado hacia la injusticia. La justicia podemos identificarla en la medida en la que conozcamos la Torá, en la medida que practiquemos los mandamientos, asimilemos los principios, los fundamentos y los valores que la Torá nos enseña pero principalmente la medida en que pongamos en práctica todo esto en nuestras vidas, sólo así podremos distinguir entre quien ama realmente y quien está promulgando un amor egoísta. En consecuencia podremos distinguir a las personas por sus frutos.

Pero hay algo más interesante, la Kabala  nos dice que este árbol de fruto que da fruto según su especie, es una referencia directa al Mashiaj. Yohanan en su evangelio, eminentemente cabalístico, nos habla que la palabra se hizo carne precisamente porque Mashiaj es justicia en sí mismo, él es la palabra del Eterno hecha carne, por eso él es árbol de fruto que da fruto.

Todos aquellos que nos alleguemos al Mashiaj nos asimos a ese sacrificio y hacemos que esa sangre tenga un efecto sobre nuestras vidas creciendo así espiritualmente y dando frutos verdaderos, frutos de amor y justica, un amor que genera un espíritu incluyente, como esa esencia de añadir proveniente de nuestro patriarca Yosef. La esencia de nuestra comunidad debe contener un espíritu incluyente, un espíritu que haga sentir a la gente parte de la comunidad, con amor pero siempre con justicia, eso solo lo podemos lograr aquellos que tenemos al Mashiaj, y en la medida en la que él se reproduzca en nosotros nos llevará a ser arboles de fruto que dan fruto, frutos de amor, frutos de justicia.

Shabat Shalom

R. Yehuda ben Yisrael