Leer la Parasha y Comentarios del Rabino
Éxo 20:18 Todo el pueblo observaba el estruendo y los relámpagos, y el sonido de la bocina, y el monte que humeaba; y viéndolo el pueblo, temblaron, y se pusieron de lejos.
Éxo 20:19 Y dijeron a Moisés: Habla tú con nosotros, y nosotros oiremos; pero no hable Elohim con nosotros, para que no muramos.
Éxo 20:20 Y Moisés respondió al pueblo: No temáis; porque para probaros vino Elohim, y para que su temor esté delante de vosotros, para que no pequéis.
¿Acaso era necesario un espectáculo tan grande para la entrega de la Torá? ¿No había sido necesario que el pueblo viera los milagros y el poder del Eterno manifestado por medio de las plagas y la partición del mar? Es interesante la razón que Moshé da al pueblo para todo esto, el pueblo tembló literalmente por tan inmenso espectáculo y demostración de poder por parte del Eterno, al extremos de pensar que iban a morir, por eso rechazan el privilegio de escuchar la voz del Eterno, diciendo que era mejor que solo Moshé lo escuchara y que después él les repitiera la instrucción Divina, pero Moshé le explica cuál era la razón de tan grande manifestación de poder, diciendo:
…porque para probaros vino Elohim, y para que su temor esté delante de vosotros, para que no pequéis.
Según las palabras de Moshé, todo esto el Eterno lo había hecho para infundir temor en los corazones del pueblo, con el objetivo de que le obedecieran y guardaran sus mandamientos.
EL TEMOR
El temor reverencial que muchos enseñan no existe en las escrituras, es un temor a morir lo que hace a todo hombre recapacitar de su caminar y despierta su conciencia, por eso es que después de ver la destrucción del ejército egipcio, la Torá dice del pueblo: “temieron al Eterno y creyeron en su siervo Moshé”, la manifestación tan grande y maravillosa que el Eterno da al pueblo antes de recibir Su instrucción, fue precisamente para hacerlo parar en su egoísta caminar, despertar su conciencia y llevar a sus almas a un estado alterado, porque solo así el pueblo podría tener la capacidad espiritual de recibir lo que pronto de parte del Cielo recibirían, la Torá.
El alma de los miembros del pueblo llegó a tal grado de alteración, que la Torá dice que ellos vieron sonidos, si, la Torá no dice que lo escucharon sino que vieron, así el Eterno creó un ambiente propicio para preparar a Su pueblo para recibir su instrucción. Es imposible recibir la instrucción Divina sin temor, sin que nuestra alma esté conmovida antes, solo así nuestra conciencia se dispone a la expansión.
El temor nos hace alejarnos de aquello a lo que tememos, por eso el pueblo ya no quiso escucharLo, por el miedo que tenían en sus corazones, si bien el temor es necesario para iniciar la relación con el Eterno, ese temor solo es el inicio de la relación, pero este temor es temor real, no reverencial.
OBEDIENCIA
El mandamiento une, nos une a aquel que ordena el mandamiento, así que si el temor tiene como objetivo la obediencia, entendemos que el temor no solo es el inicio de la relación del hombre con el Eterno, y nos aleja, este alejamiento solo es momentáneo, porque ese temor tiene como objetivo final el acercarnos por medio de la obediencia, siendo la obediencia solo el medio, pero el objetivo real es la unión, el acercamiento a la Divinidad.
En la Torá el Eterno nos dice, “sean santos, porque Yo soy santo” mostrándonos como objetivo el acercamiento, el emular a El, y según la ley de similitud de forma, cuanto más nos asemejamos más nos acercamos.
Así que nuestro temor y nuestra obediencia, tiene como objetivo el acercamiento, el emular a El, un temor y una obediencia que no nos lleve a ese objetivo, es un temor y una obediencia muerta, estéril, una religión más, y no estamos alcanzando nuestro objetivo espiritual real.
Y como sabemos, el pueblo temió y se estremeció presenciando tan grande y maravillosa manifestación de poder, más sin embargo el Eterno se disgustó con ellos.
Sal 95:10 Cuarenta años estuve disgustado con la nación, Y dije: Pueblo es que divaga de corazón, Y no han conocido mis caminos.
Sal 95:11 Por tanto, juré en mi furor Que no entrarían en mi reposo.
Y hasta al día de hoy, no ha habido una generación que cumpla con este objetivo tan sublime, de unirse al Eterno, por eso es que las promesas dadas a Avraham, Yitzjak y Yacob no se han cumplido, porque no hay un recipiente digno para ser llenado de Su Plenitud, como pueblo solo somos portadores de una promesa, por no haber podido alcanzar nuestro objetivo, unirnos a El, por medio de la emulación. Aunque se tema y se obedezca, no se alcanza el objetivo.
EL AMOR
El amor lo une todo, el amor es la manifestación de la esencia Divina en este mundo, y es la unión por medio del amor la que todo hombre debe alcanzar con la obediencia, la relación se inicia con el temor, este temor nos lleva a la obediencia, y esa obediencia que nos une a aquel que nos ordenó los mandamientos, el Eterno mismo, cultiva en nosotros el amor, ese amor que lo une todo, y que es el objetivo final de la Torá.
Deu 30:6 YHWH tu Elohim circuncidará tu corazón y el corazón de tu simiente, para que ames a YHWH tu Elohim con todo tu corazón y con toda tu alma, a fin de que vivas.
Como también lo expresa cuando ordena el más grande mandamiento:
Deu 6:4 Oye, Israel: YHVH nuestro Dios, YHVH, uno es.
Deu 6:5 Amarás a YHVH tu Dios con todo tu corazón, con toda tu alma, y con toda tu fuerza.
EL TEMOR NOS ALEJA, Y EL AMOR NOS ACERCA
De esa manera el hombre mantiene una correcta relación con su Creador, temiendo y amando, con el temor se inicia, pero ese temor solo tiene como objetivo el amor, lo que une todo, alcanzado así, la emulación, la conexión, el acercamiento con el Santo Bendito Sea.
Varios fueron los profetas que señalaron al pueblo su error, pero no lo corrigieron, y aunque temieron y obedecieron, no alcanzaron el objetivo, el amor, la manifestación de la esencia Divina en este mundo. Por eso Su Majestad Yeshua se los hizo ver:
Jua 5:42 Más yo os conozco, que no tenéis amor de Elohim en vosotros.
Y su talmid Yohanan lo expreso de la siguiente manera:
1Jn 4:8 El que no ama, no ha conocido a Elohim; porque Elohim es amor.
Y exhortó a alcanzar tan sublime objetivo, el amor, asegurando que al alcanzarlo, el hombre podrá estar tranquilo para el día del juicio, porque ha alcanzado el objetivo de la Torá, el amor.
1Jn 4:16 Y nosotros hemos conocido y creído el amor que Elohim tiene para con nosotros. Elohim es amor; y el que permanece en amor, permanece en Elohim, y Elohim en él.
1Jn 4:17 En esto se ha perfeccionado el amor en nosotros, para que tengamos confianza en el día del juicio; pues como él es, así somos nosotros en este mundo.
1Jn 4:18 En el amor no hay temor, sino que el perfecto amor echa fuera el temor; porque el temor lleva en sí castigo. De donde el que teme, no ha sido perfeccionado en el amor.
EL MASHIAJ
Es imposible no quedar perplejo ante la lectura de nuestra parashá, tan duro es el corazón del hombre, que presenció tan maravillosa y poderosa manifestación del Eterno, tuvieron tanto temor, que prefirieron alejarse de la vos Divina que les hablaba, y aún así, sus corazones permanecieron duros ante la Palabra Divina, no obedecieron, y cuando obedecieron no amaron, es válida entonces la pregunta, ¿habrá algo que el Eterno pueda hacer ahora, para hacer que verdaderamente el hombre lo ame? ¿Tendrá el Eterno una manifestación de poder más grande que la narrada en nuestra Torá, para hacer reaccionar al hombre? La respuesta es sí, y ya lo hizo, envió una nueva semilla, el segundo Adán, y no solo eso, sino que así como la semilla tiene que morir para germinar, de ese mismo modo, ese segundo Adán tuvo que morir para hacer germinar, para dar a luz una nueva descendencia, una descendencia que sería suya, una vez que él mismo se presentara como sacrificio de expiación por el pecado del mundo (Isaías 53:10).
Siendo él, el justo, murió como quien no lo es, para compartir su justicia con nosotros.
Teniendo el poder, murió como quien no lo tiene, para compartirlo con nosotros.
Siendo rey, murió como quien no lo es, para compartir su reino con nosotros.
Murió, con el objetivo de evitar en nosotros la muerte.
El murió, para infundir el Temo al Eterno en nuestros corazones.
El murió por amor, para infundir en nosotros ese amor.
Siendo él mismo, la manifestación más grande de amor del Eterno para con los hombres, él es el único medio que puede hacer posible que finalmente el pueblo reciba esa Torá que fue dada hace más de tres mil años, para que alcance el objetivo añorado, el amor, y se cumpla la profecía escrita por Moshé:
Deu 30:6 YHWH tu Elohim circuncidará tu corazón y el corazón de tu simiente, para que ames a YHWH tu Elohim con todo tu corazón y con toda tu alma, a fin de que vivas.
Shabat Shalom.