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Leer Parasha y Haftará

En el principio creó Elohim los cielos y la tierra… Dijo Elohim: “Haya luz”, y hubo luz. Vio Elohim que la luz estaba bien, y apartó Elohim la luz de la oscuridad; y llamó Elohim a la luz “día”,  y a la oscuridad la llamó “noche“. Y atardeció y amaneció: día uno.

Bereshit 1:1-5

Esta parashá es de suma importancia, debido a que todo inicio es importante y por eso el Eterno quiso revelarnos cómo fue el principio, la persona que no sabe de dónde viene no sabe a dónde va, porque al hablar de redención es regresar a un lugar donde originalmente se estuvo, regresar a las sendas antiguas como los profetas lo proclamaron, es regresar precisamente al principio.  Las religiones se han perdido cuando crean doctrinas fundamentadas en pensamientos y filosofías modernas, obviando los inicios.

Al inicio la Torá dice que el Eterno lo creo todo, la expresión “cielos y la tierra” es una expresión hebrea en donde al expresar los extremos expresa una totalidad, así que la Torá inicia la narración de cuando Elohim lo creó todo, los cielos y la tierra, ese todo abarca todo, tanto el mundo espiritual como material.

Esa Luz que fue lo primero que creo, no es la luz que hoy en día nos irradia el sol, ya que el sol fue creado hasta en el cuarto día, esta luz se refiere a Su revelación, la revelación del Eterno, o sea una luz de tipo metafísica y todo lo que ella manifiesta, vida, salud, bienestar, productividad, entendimiento etc.  Y la atenuación de esa luz, o sea su ocultamiento produce las tinieblas, y todo lo que ellas contienen, tristeza, muerte, ignorancia, improductividad, enfermedad etc.  Por eso el Eterno dijo por medio de Su Naví:

Yo soy YHWH,  y ninguno más hay;  no hay Elohim fuera de mí.  Yo te ceñiré,  aunque tú no me conociste, para que se sepa desde el nacimiento del sol,  y hasta donde se pone,  que no hay más que yo;  yo YHWH,  y ninguno más que yo,  que formo la luz y creo las tinieblas,  que hago la paz y creo la adversidad.  Yo YHWH soy el que hago todo esto.

Yeshayá 45:5-7

Esto nos enseña que aunque la creación sea dual, con esto me refiero a limpio y sucio, alto y bajo, bueno y malo, el Creador es solo uno, YHWH es su nombre, la creación que es dual y por eso la primera letra de la Torá es la “bet” tiene un valor numérico 2, con esto la guematría nos confirma que todo en la creación del Eterno es dual.  Y esa misma dualidad de la creación obstaculiza al ser humano para reconocer la unicidad del Creador, la creación genera en el hombre la ilusión de una dualidad Divina, un dios del mal y un dios del bien, uno de la luz y otro de las tinieblas, pero la realidad es otra, hay un solo Elohim, creador de todo y hacedor de todo

El estudio de la Torá y la asimilación de su ruaj en el corazón del hombre, es la única manera de que el hombre pueda liberarse y darse cuenta que toda la percepción que este mundo le pueda dar, es solo una ilusión, una fantasía que lo aparta del mandamiento más sagrado y principio fundamental del conocimiento sobre el Eterno y revelación para con el hombre:

SHEMA ISRAEL YHWH ELOHEINU, YHWH EJAD

Una creación dual, creada, gobernada y administrada por un solo y único Elohim, YHWH, por eso es interesante notar que el texto citado al inicio finalice la narrativa del primer día de la creación no como algunos lo han traducido “el día primero”, sino que literalmente dice “día uno”.

Esto nos enseña que aunque la narrativa del bereshit desde el mismo inicio de la creación da la impresión y verdaderamente expresa una creación dual, en realidad existe una unidad indivisible y simple atrás, originando y administrando esa dualidad.  La misma letra “bet” con que inicia la Torá nos indica lo mismo, ya que no sólo su valor numérico es 2, sino que es la segunda letra del alefato (alfabeto hebreo), siendo esta letra la segunda letra y representado la dualidad de la creación, antes que ella al igual que antes de la creación y su dualidad está únicamente la letra “alef” cuyo valor numérico es 1, esta letra es representativa del Creador y su unicidad, entonces antes que toda la creación dual existiera solo estaba la “alef”, o sea solo el Eterno.

Muchos sistemas religiosos y espirituales, se han desarrollado en la fantasía que la creación genera en el corazón del hombre, una fantasía dual e idolátrica, ya que niega la unicidad de YHWH y genera en sus mentes otro dios, un dios del mal y las tinieblas, por eso el único antídoto a esa fantasía idolátrica es la Torá, la cual tiene un origen anterior a la creación, por lo cual manifiesta una y otra vez, la unicidad de único Elohim creador de todo, YHWH TZEVAOT.

¿Quién será aquel que diga que sucedió algo que el Señor no mandó?¿De la boca del Altísimo no sale lo malo y lo bueno?¿Por qué se lamenta el hombre viviente?  Laméntese el hombre en su pecado.

Lamentaciones 3:37-39

El único Hasatán capaz de oponérsele a YHWH, es el mismo que niega su unicidad, el hombre malvado e idólatra que va en pos de la vanidad de su corazón, en contra de los mandamientos del único Elohim, YHWH.  Por eso el texto finaliza diciendo que si en algo debe lamentarse el hombre, es en su pecado, en violar la Torá del único Elohim.

R. Yehuda ben Israel