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Y ésta es la genealogíade Itzjak, hijo de Abraham. Abraham engendró a Itzjak.

Ber 25:19

Es interesante cuando Su majestad Yeshua les dijo a los fariseos de su época “si fueres hijos de Abraham, las obras de Abraham haríais”. El texto nos da a entender que hijo es la prolongación del alma del padre, hay una ligadura almática por lo que el hijo debe de actuar como el padre lo hace.

Itzjak no es el resultado de la capacidad reproductiva de Abraham,  sino que El Eterno esperó a que envejeciera Abraham y cesara la regla de Sarah para que se evidenciará a todos que la concepción y nacimiento de Itzjak fue de una manera sobrenatural. Entonces en estos tiempos nuestro resurgimiento como hijos de Abraham es llevado a cabo de una manera sobrenatural y no conforme al razonamiento o lógica humana.

Itzjak estuvo dispuesto a dar su vida pero en el momento que su vida iba a ser quitada apareció un cordero  y de acuerdo a la tradición, ese cordero estaba previsto desde antes de la fundación del mundo para que fuera sacrificado en lugar de Itzjak. Por lo que todos los hijos de Abraham debemos estar dispuestos a morir y en esa entrega tenemos un cordero dispuesto a ser sacrificado por todos nosotros.

 Por el contrario vemos a Ishmael quien representa la capacidad reproductora de Abraham, representa lo que el hombre está dispuesto a hacer para poder acercarse, reconectarse e intentar agradar al Eterno pero utilizando sus propias fuerzas, es decir Ishmael representa a la religión.

Y nosotros como hijos de Abraham, como Itzjak, representamos el poder de El Eterno manifiesto en el hombre para dar un fruto, somos la diferencia entre el hijo de la promesa y el que no lo es; uno representa la religión y el esfuerzo humano y el otro representa la obra de El Eterno en éste mundo. Por lo que debemos de reflexionar si somos el resultado de la obra de El Eterno en nuestro corazón o somos el resultado de nuestro propio esfuerzo.

El creer que por nuestro propio esfuerzo y diligencia podemos agradar al Eterno y cumplir Su Tora nos hace ser hijo de la sierva, Ishmael, y eso crea un espíritu de soberbia de clasismo. Pero si vemos que somos el resultado de la obra de El Eterno, somos hijos de la promesa, y eso sólo genera un espíritu de gratitud en nuestro corazón y nada más.

Y esa es la diferencia entre los hijos de la promesa y los hijos de la carne de Abraham. La diferencia entre los religiosos y los verdaderamente espirituales.

Shabat Shalom

R. Yehuda ben Yisrael