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Leer Parashá y haftará

Ahora sé que YHWH es más grande que todos los dioses, pues utilizando sus propios planes se elevó sobre ellos». 12 Yitro, suegro de Moshé, tomó una ofrenda ígnea y ofrendas festivas para Elohim; y Aarón y todos los ancianos de Israel vinieron a comer pan con el suegro de Moshé ante Elohim.

Shemot 18:11 -12

Yitro era un gentil, un príncipe midianita que no comprendía por completo la Unicidad de El Eterno pero presenta sacrificios al Eterno y que son aceptados por parte de Él y no sólo eso sino Moshé, ícono de la Torá, y los ancianos del pueblo de Yisrael comieron con él. Un par de miles de años después tenemos a Kefas en el libro de hechos

Y les dijo: Vosotros sabéis cuán abominable es para un varón judío juntarse o acercarse a un extranjero; pero a mí me ha mostrado Dios que a ningún hombre llame común o inmundo;

Hch 10:28

Aquí vemos como la religiosidad fue cambiando de un Moshé y los ancianos comiendo con Yitro a un Kefas viendo como abominable el entrar a la casa de un gentil y peor aún comer con él, siendo esa es la diferencia entre una espiritualidad y una religión. La verdadera espiritualidad nos lleva al amor, la única ley que existe en los mundos superiores, y esa ley une por eso es que ahava (amor) y ejad (uno) tienen el mismo valor numérico que es 13. Por eso el amor une, no separa, no es clasista y en ese punto es donde nosotros debemos tener cuidado con nuestra práctica de la Torá.

Nosotros basados en la revelación y conocimiento que El Eterno nos da acerca de la Torá podemos juzgar las doctrinas y condenarlas cuando vayan en contra de la Torá pero jamás debemos juzgar los corazones, ya que esa es una función exclusiva de Elohim.

No es casualidad que la parashá más importante en donde se encuentran las 10 palabras tenga el nombre de un gentil. Nosotros podemos juzgar la doctrina del judaísmo o del cristianismo pero debemos de tener cuidado no juzgar el corazón de un judío o un cristiano, ya que alguien que piense distinto a mí no necesariamente está equivocado.

Mashiaj nos enseñó una Torá de amor no cometamos el error de las religiones que predicando un mensaje amor provocaron guerras y épocas sangrientas en la historia de la humanidad. Si el objetivo es justo los medios para alcanzarlo son justos, si predicamos una emuná de amor ésta debe ser dada con amor, paciencia y tolerancia.

Shabat Shalom

R. Yehuda ben Yisrael